Si bien en manos de pilotos expertos el Wildcat se mostraba como un buen aparato, era sobre todo resistente, sus pilotos estaban en inferioridad frente al caza japonés Zero. Este último era más rápido y más maniobrable que el Wildcat.
Así las cosas, al Wildcat no le quedo otra que "mantener el tipo" hasta la llegada de su sucesor, el F6F Hellcat, que se encargó de desequilibrar la balanza, esta vez a favor de los pilotos estadounidendes.
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